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Crónica de un desastre anunciado
Antes del estallido de la burbuja crediticia en 2008, el crédito otorgado por los bancos y entidades financieras a familias y empresas en España (sin tener en cuenta la deuda de administraciones públicas) marcaba una cifra de récord: 1,9 billones de €. Tras el terremoto por la caída de Lehman Brothers y el posterior tsunami que se llevaría por delante muchas economías occidentales, sobrevino una crisis crediticia que cambió las normas del juego para siempre. En este artículo queremos analizar, una vez cumplida una década después del inicio de este nuevo periodo económico, las causas que nos llevaron a él y el porqué la situación actual del crédito en nuestro país.
Una burbuja gigante de crédito
Antes de 2008 la economía española era alimentada por una masiva burbuja de crédito que había crecido al amparo de la zona euro y con sus bases en el sector inmobiliario. Tras la caída de Lehman Brothers se produjo un tsunami financiero que obligó a devolver toda la deuda sin que empresas ni familias pudiesen acudir a más deuda. Esto se tradujo en impagos, cierre de empresas, pérdida de puestos de trabajo, provisión de fondos públicos para el rescate de cajas y el cierre total de los bancos que todavía se mantenían en pie a otorgar más créditos. A base de mucho esfuerzo y tiempo se fue deshaciendo el monstruo de créditos y préstamos que se había creado durante las décadas anteriores, asumiendo los ciudadanos gran parte de la responsabilidad en todo el proceso.
La banca: apostando todo al ladrillo
A finales de 2008 la banca española tenía invertido en empresas inmobiliarias el 17% de todos los créditos que había otorgado, otro 8% a empresas constructoras y un 34% más a familias para adquisición de vivienda. En resumen: casi un 60% de todo el crédito bancario a particulares y empresas que la banca había otorgado estaba basado en la construcción o actividades relacionadas. Esto significaba básicamente saltarse todas las normas de prudencia que se enseñan en cualquier escuela de negocios del mundo y que se puede traducir en lo de “no meter todos los huevos en la misma cesta”.
Cierre del grifo del crédito y a devolver deuda
Tras el rescate de cajas, fusiones de entidades, creación del “banco malo” (el SAREB) para que el sector público descargase a los bancos de vivienda y todas las consecuencias sociales y políticas que significó la situación, los bancos quisieron recuperar el dinero otorgado a los particulares. En el caso de las familias la morosidad se mantuvo relativamente baja (un 6%), lo que significa que se estrecharon el cinturón cuando hacía falta y devolvieron sus deudas. Sin embargo en el caso de empresas inmobiliarias y constructoras la morosidad se dispara hasta el 35%.
Situación actual: crédito cerrado
La banca actualmente sigue en recesión en cuanto a crédito se refiere. Sin embargo endurecer las condiciones para acceder a un préstamo no es beneficioso para la economía, que necesita de financiación para poder llevar a cabo muchas de sus actividades.
Noticia Original en El Español