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Si alguna vez has solicitado un préstamo o tienes pendiente pedir dinero prestado de este modo, es probable que te convenga pignorar un préstamo.
Si no sabes lo que significa este término y necesitas saber en qué consiste esta herramienta financiera, este artículo es para ti.
Aquí te vamos a contar qué implica pignorar un préstamo y cómo puedes llevar a cabo este procedimiento.
¿Qué quiere decir pignorar un préstamo?
Cuando hablamos de pignorar un préstamo nos referimos a la realización de una operación financiera que consiste en el que el deudor deja como garantía de pago un bien de mucho valor.
Es decir, lo que se pignora es ese bien (ya sea dinero, un inmueble, unas acciones, etc.) y lo que se consigue al hacerlo es que el prestamista pueda poseer o vender dicho bien para poder compensar lo que le debe el prestatario, en caso de que este no pueda hacer frente a la deuda.
¿En qué se diferencia la garantía hipotecaria de la pignoración de una vivienda?
Cuando se solicita un préstamo hipotecario o de garantía hipotecaria, es necesario pagar los gastos de tasación o de gestoría. En cambio, en un préstamo con pignoración solo es necesario documentar en la escritura pública la operación.
La diferencia principal que tiene este procedimiento en comparación al de una hipoteca es que, en el caso de pignorar un bien, el propietario pierde su derecho a seguir utilizándolo. Es decir, el bien pignorado pertenece al acreedor durante la vida del préstamo. No obstante, en el caso de que ese bien sea un activo financiero, sí puede seguir generando rentabilidad al propietario original.
¿Puede pignorar un préstamo una persona que no sea titular del préstamo?
Sí. Igual que hay terceros que pueden figurar como avalistas en los contratos de préstamo, estas personas pueden pignorar un bien de su propiedad para asegurar la concesión del dinero. El único requisito es que la persona que pignore el bien o servicio entregado sea la propietaria del mismo.
¿Qué tipo de bienes se pueden pignorar?
Lo más común es pignorar uno o varios activos, tanto físicos como financieros y estos pueden ser:
- Vehículos: coches, motos, campers, etc.
- Propiedades: viviendas, pisos, lofts, chalets, locales, garajes, oficinas, etc.
- Capital privado.
- Acciones, bonos, carteras indexadas, etc.
- Depósitos bancarios.
En ocasiones, algunos bancos pueden aceptar incluso la pignoración de joyas, aunque no es lo más habitual.
¿Cuándo es recomendable pignorar un préstamo?
Pignorar un préstamo es un método muy efectivo para conseguir liquidez, pero también puede resultar peligroso, puesto que si no se puede efectuar la devolución del préstamo, se corre el riesgo de perder el bien pignorado. No obstante, en algunos casos es una práctica totalmente recomendada, como por ejemplo los siguientes:
- Cuando se posee un bien de alto valor que no se utiliza: Si te puedes permitir pignorar y dejar de utilizar un bien, pignorar para obtener el dinero que necesitas puede ser la mejor solución.
- Cuando las tasas de interés son más bajas que en el resto de opciones: Las tasas de interés varían en función de la entidad financiera a la que le solicites el préstamo. Sin embargo, en muchas ocasiones los préstamos pignorados tienen tasas inferiores a otro tipo de préstamos, dado que la garantía ya se tiene al pignorar el bien.
- Cuando no hay otra forma de obtener un préstamo: Bien sea debido a un historial crediticio poco sólido o por el incumplimiento de otro tipo de requisitos que te impiden solicitar un préstamo convencional. Si pignorar es la única opción posible, no tengas miedo de intentarlo.
Como ves, pignorar un préstamo es una solución que puede ser efectiva si se necesita dinero de forma urgente y se dispone de bienes que se puedan pignorar. No obstante, es importante controlar bien la situación, ya que si se pierde un bien, el banco tendrá derecho a sacarlo a subasta pública o venderlo.
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