Guía de contenidos
La situación económica en España ha experimentado una fuerte recesión en los últimos años, esto ha sido en parte consecuencia de la burbuja que se produjo en el sector inmobiliario, que produjo una situación paralela en el sector financiero, en concreto en la concesión de préstamos e hipotecas.
Esta relajación de las condiciones para ser elegible para un préstamo provocó que muchas personas accedieran a préstamos e hipotecas que no se podían permitir. Lo que ha despertado el interés de muchas personas por explorar opciones para poder hacer frente a los pagos.
¿Qué opciones existen cuando no puedo pagar un préstamo?
Ante esta situación de incertidumbre, se han activado opciones para solventar el problema de no poder hacer frente al pago de los préstamos. Muchas personas han optado por reunificar deudas, ampliar hipotecas o pedir préstamos al consumo, por ejemplo.
Otras han optado por pedir préstamos adicionales para poder seguir sufragando sus gastos cotidianos, con una entidad financiera diferente a la que les concedió el primero.
Sin embargo la refinanciación de deudas suele ser la opción más interesante por muchos motivos, en este artículo vamos a definir en qué consiste, qué tipos de refinanciación existen y cuándo conviene refinanciar un préstamo.
La refinanciación de préstamos
Cuando refinanciamos un préstamo personal estamos llevando a cabo un proceso a través del cual se revisa y modifica un préstamo para lograr mejores condiciones.
Este procedimiento lo suelen llevar a cabo personas que necesitan retrasar la devolución de un préstamo o reducir las cuotas del mismo.
De este modo, la reunificación ofrece beneficios tanto en plazo, como en cuotas a pagar, lo que hace de esta opción una alternativa muy interesante en la actualidad.
¿Qué alternativas existen para refinanciar un préstamo?
Como hemos comentado, esta alternativa está pensada para personas que atraviesan dificultades financieras o que por algún motivo necesiten retrasar el plazo de devolución del préstamo. A través de la refinanciación podremos mejorar condiciones como la cantidad de cuotas, los tipos de interés o los plazos. Existen tres formas diferentes de refinanciación, estas son:
- La subrogación de la deuda: la Ley actual permite que los usuarios puedan cambiar de entidad bancaria si consideran que existe otra que les ofrece mejores condiciones en su préstamo.
- La novación de la deuda: mediante este proceso se negocia con el banco para conseguir unas condiciones más favorables para devolver el préstamo.
- Reunificación: a través de esta modalidad se pueden unir diferentes préstamos en uno solo.
¿En qué situaciones debo refinanciar un préstamo?
Cuándo refinanciar un préstamo es una pregunta recurrente en lo que respecta a este tipo de operación, y suele llevarse a cabo cuando queremos consolidar nuestros débitos o reunificar nuestras deudas. Lo más aconsejable es llevarlo a cabo cuando:
- Cuando el cincuenta por ciento de nuestros ingresos son inferiores a la cuota del préstamo.
- Cuando queremos reducir los riesgos.
- Cuando queremos reducir los tipos de interés.
Esta situación suele producirse por una mala administración financiera, consecuencia del consumo descontrolado, una adicción al endeudamiento y la carencia de un presupuesto mensual. Esta combinación de factores puede llevarnos a la ruina.
Muchos españoles tienen contratados préstamos personales o hipotecas cuyas cuotas mensuales pagaban sin problema en los tiempos de bonanza, sin embargo con el estallido de la crisis económica, especialmente despué del COVID, el número de préstamos impagados se ha disparado provocando multitud de situaciones desagradables.
El instinto de algunos fue pedir otro préstamo para poder continuar con su estilo de vida. Esto es un error comúnmente extendido en el que las personas tratan de salir de un problema financiero entrando en otro nuevo. Haciendo esto sólo nos echamos encima más gastos asociados al nuevo préstamo, de intereses, comisiones, pago de cuotas, etc.
¿Qué desventajas tiene la refinanciación de un préstamo?
Como hemos visto, refinanciar un préstamo tiene muchas ventajas, sin embargo también tiene un precio, en tiempo y en dinero. Aquí vamos a ver algunas de las desventajas que acarrea la refinanciación.
- El coste por transacción: las entidades financieras cobran tasas por procesar la documentación y modificación del préstamo. Dependiendo del importe del préstamo, estas tarifas pueden ir desde un 1% a un 5% sobre la cantidad total adeudada. Muchas personas optan por incluir los costes del cierre dentro del monto total del préstamo.
- Duración del proceso: puesto que es una operación que la entidad financiera no tenía contemplada al momento en que se negoció el préstamo, existen variables a calcular y el proceso puede llegar a demorarse entre 60 y 90 días. Además si el préstamo finalmente es denegado, tendremos que acudir a otra entidad financiera y esperar otra vez el tiempo de gestión.
- Cargos por amortización anticipada: en muchos contratos de préstamos, se incluye una cláusula en la que figura un cargo por pago anticipado, es decir, si procedes a cancelar el préstamo antes del plazo acordado. Si por ejemplo recibimos un préstamo de 50.000 euros a un tipo de interés de un 1,2%, pueden exigirnos el pago de 60.000 euros si se devuelve el préstamo con anterioridad a la fecha de vencimiento.
Como hemos visto en este artículo, al igual que el resto de operaciones financieras, el refinanciamiento de préstamos tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Sin embargo, en el contexto actual en el que la banca ha cerrado parcialmente el grifo y maneja unas tasas de morosidad muy elevadas, las entidades financieras están analizando con lupa cualquier tipo de operación que se les plantee.
Lo primero que debemos hacer es calcular a cuánto asciende el monto que nos falta por pagar. Después, a través de un presupuesto, definir cuáles son nuestros ingresos y gastos fijos, para conocer cuál es la diferencia que nos resta para pagar la deuda. Y por último es fundamental disminuir el nivel de gastos y destinar este nuevo ahorro a cancelar nuestras deudas. Cuando antes nos libremos de este problema, mejor será nuestra calidad de vida.